El procurador es un profesional que representa al cliente durante un proceso judicial. Técnicamente, se le considera el representante procesal de acuerdo a lo estipulado en la Ley Orgánica del Poder Judicial, vigente desde el 1 de julio de 1985.
Así, el procurador es quien se mantendrá actualizado sobre la evolución del proceso e informará a cliente y abogado sobre el desarrollo del mismo. Del mismo modo, el procurador ejercerá de intermediario para la presentación de información ante el juzgado.
¿Qué requisitos debe cumplir un procurador?
Los procuradores son profesionales libres e independientes. Deben haber superado los estudios de Licenciatura o Grado de Derecho y, además, un Máster de Acceso a la Procura. Aparte, para poder desempeñar su profesión, el procurador debe estar inscrito en un Ilustre Colegio de Procuradores y jurar su cargo.
Los procuradores en posesión de ambos títulos y colegiados pueden ejercer su profesión en España de acuerdo a la legislación actual. Para ello, trabajarán por cuenta propia o como parte de un bufete de abogados; en este último caso, como miembro integral del equipo.
¿Qué diferencia a un procurador de un abogado?
La formación del abogado y del procurador es diferente. El abogado solo necesita el Grado o Licenciatura de Derecho, mientras que al procurador se le exige un máster de especialización. Esto se debe a que abogados y procuradores cumplen diferentes funciones durante el proceso judicial.
Los abogados se encargan de orquestar la defensa del cliente, de estudiar la ley para defender su caso, de asesorarle y proteger sus intereses ante la ley. El procurador cumple una función completamente diferente: representar al cliente ante los organismos de la justicia española.
¿Cuáles son las responsabilidades de un procurador?
La atribución principal del procurador es representar al cliente. Será el procurador quien se encargue de asistir a las sesiones del proceso judicial, quien interactúe con la administración y quien archive toda la documentación, pagos y gestiones del juicio. Todas estas actividades las realiza en nombre del cliente gracias a un poder notarial. Así, el del procurador es un puesto representativo e informativo.
El procurador también se hace cargo de todos los trámites necesarios. Será quien reciba las notificaciones, citaciones, emplazamientos y demás documentos. Luego, también se encargará de firmarlos si procede. Es la única persona que puede usar las herramientas telemáticas de comunicación directa con el juzgado —LexNET—. Y, por encima, asiste a los actos y diligencias para conocer en todo momento el estatus del proceso.
El abogado recibirá toda la información que necesite sobre el pleito gracias al procurador, que hace las veces de intermediario entre la sala y el bufete. Para la correcta evolución del caso, es vital que la comunicación entre ambas partes sea fluida. El procurador se encarga de que así sea.
Finalmente, el procurador también es quien cubre todos los gastos derivados del proceso judicial y toma nota de ellos debidamente para que quede constancia. Estos gastos son derivados más tarde al cliente, pero este no tiene que preocuparse por ellos mientras dure el juicio.
¿Cómo contactar con un procurador?
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